jueves, 2 de abril de 2009

cha cha cha fotitoss

¡¡¡cha cha cha en el canal de la mujer!!!














el canal de la mujer,
Conducido por mariana briski
con el sexologo paraguallo!!!!!!


estas son algunas fotitos de cha cha cha!!!!
teee amooo mariiaanaaa

lunes, 30 de marzo de 2009

NOTA A LA BRISKI


Con la simpatía con la que se la puede ver en televisión o escuchar en radio, la actriz se presenta en el café en el que acordamos la cita para realizar esta nota. Durante la misma insiste con la idea de que “la comicidad es el lenguaje con el que me identifico”.
A la hora de hablar de la enfermedad que la abordó a fines de 2004, se pone seria y asegura que “no me molesta hablar del tema pero tampoco me siento una protagonista por haber pasado por una enfermedad, pienso que los protagonistas pasan por otros lados”. De todos modos reconoce que: “no te niego haber tenido miedo e incertidumbre…”
Mariana ¿Por qué elegís la comicidad?
-No es algo que me propuse, creo que tiene que ver con donde pude conectarme en el decir, yo estudie actuación pero a partir del humor me encontré con un espacio en el decir y de llegar al otro mucho mas fuerte que con otros lenguajes. Entonces empecé a trabajar mucho al humor, incluso desde lo trágico, estudie técnicas de clown. El humor no solo desde el punto de entretener y hacer reír, sino también del poder decir. Es un espacio también de mucha libertad para mí.
Lo natural es cuando te identifica, que no quiere decir que hacerlo sea fácil, o difícil pero tiene que ver con eso.
Comenzaste en el grupo under “Las Barbys” ¿Cómo fué esa etapa en tu vida?
-Sí sí, me inicié con “Las barbys”, estaba con Sandra Monteagudo. Estuvimos como seis años, en esa época era como que la palabra underground se usaba mucho, de ahí salieron “El club del Clown”, “Las Mellis”, “Las Picuditas”, entre otros.
Yo creo que nosotros nos conectábamos en esto del under no solo porque el espacio en el que hacíamos las obras no era comercial, además porque tenía que ver con la autogestión digamos eran proyectos en los que no participaba un director, no había una infraestructura de un productor, sino que éramos nosotros los que cubríamos todas las áreas.
Igualmente sos autora, guionista, actriz, directora, productora… ¿A vos te gusta participar plenamente del proyecto no?
-Si, me encanta escribir, me cuesta entender un proyecto sobre todo teatral sino puedo participar desde todos esos lugares, eso también implica otro alcance, porque yo no tengo una productora ni una infraestructura tan comercial, pero tiene que ver con que el laburo pasa mucho por donde quiero que este. Se trata de no depender de la mirada de otro que te diga que se hace y que no.
Durante 2005 atravesaste por un momento difícil en tu vida personal, a raíz de que se te detecto cáncer de mama. Actualmente, se puede decir que has vencido la enfermedad, ¿Cómo llevaste acabo el proceso y como te sentís al respecto?
-Si, fue a fines de 2004 y principios de 2005. Fue difícil como cualquier enfermedad, donde hay mucho por hacer pero también los parámetros de la situación pareciera que no te van a permitir hacer nada. Es una situación novedosa y como todo lo novedoso genera incertidumbre.
No me creo una heroína por “haber salido”, además que no es que salí, siempre me sigo controlando, y de hecho es lo que tengo que hacer. Me alejé de la situación límite pero siempre hay que controlarse.
Considero que hice lo que tenia que hacer, no te niego haber tenido miedo e incertidumbre pero aunque no me molesta hablar del tema, tampoco quiero ser una protagonista de una historia, cuando siento que los protagonistas pasan por otro lado.
Es una situación novedosa que genera impotencia y tristeza y además es transformadora y en ese sentido genera o vértigo o creatividad.
Traté de llevarla adelante con la mayor paciencia y espiritualidad.
¿Te cambió en algo como persona?
-En principio creo que lo que importa es que estoy viva y puedo seguir transformando, pero no creo que una enfermedad sea lo único que te cambie, en todo caso eso depende de cómo uno tome a las enfermedades.
¿Qué proyectos tenés para este año?
-En primer lugar seguir con el taller de comicidad dictado en el teatro Garganzua (Jorge Newbery y Córdoba), el cual consiste en dos subtalleres: uno de práctica escénica que se basa en el armado de un número para presentar en una estructura de café concert, El otro es de entrenamiento.
Además después de las vacaciones empiezo a dirigir un unipersonal de la actriz Débora Gaspel, y se estrenó la película que hice a principios de año “Motivos para no enamorarse”. También sigo en la Rock and pop y estoy trabajando con la gente de “Paka-paka” en el canal de cable “Canal Encuentro”.
Mirna, la contreras
Si se habla de desempeñar roles, a Mariana todos le quedan bien, eso es lo que se puede apreciar sea cual fuere el ámbito en el que participe.
Con personajes propios como: Teresita, Alma, la Chechu, Miguelito, Deby, Marisol y Vicky la modelo entre otros, Mariana sostiene que “los personajes siempre son de uno y a partir de ahí de la gente que a la que estos identifican.
Pero Briski decide describir hoy a uno en especial y dice “la mayoría de los personajes que hago en la radio eran presentados en el espectáculo “Café Concert”, por ejemplo Mirna que salía a escena como si fuera al teatro o a un bar, hablando por teléfono, y dudaba de los supuestos contactos de la agenda de su teléfono.
Era el personaje con el que mas improvisaba, era una “contrearas”, contradecía en todo a todos, la gente participaba mucho con este personaje durante el espectáculo.
Después surgió en el programa de la negra en la radio (radio portátil con Elizabeth Vernaci en la Rock and pop), en donde la peleaba todo el tiempo y la contradecía en todo a Elizabeth, en una supuesta llamada telefónica de una oyente que sale al aire.

CANCION DE CHIQUITITAS

No me gusta cuando ríen
No me gusta cuando cantan
No me gusta que disfruten
Cuando bailan
Porque se ponen más lindos
Y yo me pongo más fea
Y por ser tan bruja y mala
Te arrugas más que cualquiera
Soy una dama atractiva
Pero el medico te estira
Espejito, espejito
Hay que rostro tan bonito
Espejito, espejito
Ese rostro de quien es
De cualquiera me nos tuyo
Y por ser tan bruja y mala
Esa cara de malvada
Es la que te mereces
Mala, malísima serás
Mala, malísima serás
Mi venganza será dura
Conocerán la tortura
No mas postre, no, mas tele.
Siempre a oscuras
Ya los tengo dominados
Y ahora me siento una fiera
Y por ser tan bruja y mala
Te arrugas más que cualquiera
Soy una dama atractiva
Pero el medico te estira
Espejito, espejito
Hay que rostro tan bonito
Espejito, espejito
Ese rostro de quien es
De cualquiera me nos tuyo
Y por ser tan bruja y mala
Esa cara de malvada
Es la que te mereces
Mala, malísima serás
Mala, malísima serás
Espejito, espejito
Hay que rostro tan bonito
Espejito, espejito
Ese rostro de quien es
De cualquiera me nos tuyo
Y por ser tan bruja y mala
Esa cara de malvada
Es la que te mereces

LAS PELISS DE MARIANA

PELICULAS DE MARIANA♥
1.
Motivos para no enamorarse (2008)
2.
El viento (2005)
Gaby
3.
No sos vos, soy yo (2004)
Laura
4.
El favor (2003)
Faustina
5.
Julieta (corto - 1999)
Julieta / Ceci (voz)
6.
Sabés nadar? (1997)
Lila
7.
Comodines (1997)
Silvia
8.
Los días de junio (1985)

entrevista para ti♥

MARIANA BRISKI ENTREVISTA AH PARA TI

Podrían integrar la glamorosa colección de una diva de Hollywood. Los hay de piel, de jean, de colores pastel o estridentes y hasta reversibles. Sin embargo, estos simpáticos accesorios de la moda son mucho más que simples caprichos de estrella. Los más de 30 sombreros que Mariana Briski tiene en su placard son un recurso para preservar su cabeza calva. Una manera de resguardar la femineidad que el cáncer de mama –detectado en octubre del año pasado– también intentó robarle.
Por primera vez la actriz de 39 años, casada y con un hijo de 4 –Pedro– se sienta a hablar y reflexionar sobre su enfermedad. Lo hace serena, con energía y sin perder el humor que es parte fundamental de su personalidad. “Soy actriz, soy mamá, soy esposa y también soy paciente oncológica –anuncia–. No obstante, siento que este es sólo un momento de mi vida. Con esto no quiero negar que tuve cáncer sino transmitir que mi filosofía de vida es pensar que todos estamos enfermos, sólo que en la mayoría estas enfermedades están latentes. Abrir la compuerta para que aparezcan puede responder a diversas razones: un pico de estrés, algo emocional o genético o bien a una necesidad de aprender”.
–En tu caso, ¿descubriste a qué razones respondió?–Lo viví como una gran posibilidad de aprender. El cáncer de mama me ayudó a conectarme con todo lo que me pasa y a entender que uno no es tan omnipotente como cree. También entendí que no se puede controlar todo ni tampoco buscarle tantas explicaciones. Ocurrió y punto. Además, el cáncer me permitió conocer gente maravillosa. Ojo, también soy una convencida de que el costo por aprender a ser realmente feliz no tiene que ser tan alto. Yo lo tomo como una oportunidad. Pero lo ideal, claro, es no enfermarse.
–¿Cuál es el estado actual de tu enfermedad?–¡¿Cuál de todas?! (risas) Del cáncer de mama estoy muy bien. Hace dos semanas me hice los estudios y podría decirse que soy una persona sana. Ahora estoy tomando la pastilla de tamoxifeno y tengo que volver a hacerme los exámenes en seis meses.
–¿Cómo recordás el día que te diagnosticaron el cáncer?–Fue gracias a una mamografía de rutina. Yo soy bastante obsesiva de la salud, muy disciplinada. Y si bien había antecedentes de cáncer de mama en mi familia –mi abuela tuvo pero se curó y luego murió de viejita– nunca pensé en la posibilidad de tenerlo yo. Hice todos los deberes y, si bien lo agarramos a tiempo, fue muy duro. Hizo falta practicar dos cirugías, quimioterapia y rayos para poder derrotarlo.
–¿Qué fue lo primero que pasó por tu mente cuando escuchaste de boca del médico la palabra “cáncer”?–Lo primero que pensé fue “cáncer igual muerte”. Me agarró un dolor enorme y mucha desesperación. Fundamentalmente porque era algo desconocido para mí y no sabía de qué manera enfrentarlo. Después comencé a investigar sobre el tema y me puse más creativa. Además de seguir al pie de la letra lo que decían mis médicos hice muchas cosas de medicina naturista. Ojo, esto me sirvió a mí, no quiere decir que a todo el mundo le haga bien. Yo quiero ser muy respetuosa con otras personas que estén pasando por un problema similar. No quiero generar falsas esperanzas. El camino para que una enfermedad como el cáncer no sea tan difícil es absolutamente personal. No hay recetas mágicas.
–¿Era la primera vez que te acercabas a este tipo de medicina alternativa?–Para nada, siempre tuve una filosofía bastante naturista. Por lo general no como carne y desde antes del cáncer me atendía con un médico homeopático. El me contactó con un médico antroposófico (N. de R.: la antroposofía aplicada a la medicina propone una “ampliación del arte de curar” e implica una visión integral del hombre, más allá de los hechos y fenómenos científicos). También hice reiki, meditación, retomé yoga y natación y me conecté con la medicina china.
–No dejaste nada sin hacer...–Creo que uno se acerca a lo que lo identifica. Yo toda mi vida me manejé así, con terapias alternativas. Como también lo hice con el humor. Para mí la comicidad es un acercamiento a lo trágico. He sostenido situaciones muy difíciles de mi vida con humor. Pero no se trata de una desconexión sino de una mirada diferente.
La enfermedad más temida
No hay dudas de que la mirada de Mariana es completamente personal. Apenas llega a la entrevista bromea con el grosor de sus cejas, que hace poco le volvieron a crecer. También con la posibilidad de operarse las lolas a fin de año ya que las cirugías modificaron sus formas. “Yo soy de las que decía: ‘cirugías ni loca’. Ahora no veo la hora de hacerlo: ¡quiero usar remeras sin corpiño!”, exclama y se ríe. Mariana hace muchos chistes relacionados con “su problema”, pero también reconoce que tuvo que redescubrirse como mujer: “siempre me divertí con mi cuerpo, con la enfermedad seguí haciéndolo y busqué distintas maneras de verme bien”.
Aprendió a maquillarse y a vestirse de manera distinta y hasta encontró que existía una gran diversidad de gorros y sombreros con los cuales podía verse realmente linda. “Siempre me gustó usar gorros, sombreros y pañuelos en la cabeza. Cuando se me cayó el pelo los adopté no sólo para verme mejor yo sino para facilitar la mirada del otro. Entendí que la enfermedad puede provocar en la gente emociones muy fuertes. El rollo que existe en el imaginario social con respecto a la palabra cáncer es todavía muy negativo. Para mí, insisto, es una etapa de mi vida que ya estoy superando”.
–¿Parte de esa superación incluye contarla con un grabador de por medio?–Pensé mucho antes de decidirme a hablar con un medio. Pero ahora estoy más tranquila y, si bien no pretendo ser ejemplo de nada, a lo mejor a alguien le sirve mi experiencia. Además, siempre hablé de mí, de mi carrera, de mi maternidad. Hoy me toca hablar de mi tratamiento oncológico. Y es una cosa más en mi vida. Espero estar muy pronto hablando de mi nuevo proyecto laboral.
–¿Cómo le contaste a tu hijo que estabas enferma?–Le dije la verdad. Me parece que cuando uno sabe lo que sucede puede transitar el dolor de una mejor manera. A Pedro lo senté y con palabras para un nene de su edad le conté que tenía algo en la teta y que me lo tenían que sacar. El enseguida me preguntó si a él le pasaría lo mismo. Le dije que no y también le expliqué lo del pelo. Por suerte justo había en casa un muñequito al que se le podía sacar y poner el pelo y eso ayudó.
–¿Pediste ayuda a profesionales para hablar con él?–Claro, tuve profesionales que me ayudaron en todos los rubros de mi vida: para la pareja, para la familia, para todo. Creo que Pedro lo tomó bastante bien. Es más, él va a un taller de arte y hace poco me regaló una escultura que era yo, con sombrero y todo. Me dijo: –Para que no te olvides de que usás sombrero. (Mariana se muestra visiblemente emocionada por primera vez).
–¿Cómo estás organizando el “operativo retorno” al trabajo tras el tratamiento?–Hace pocas semanas volví de unas largas vacaciones. Sentía una gran necesidad de estar en familia. Así que agarramos la camioneta y nos propusimos recorrer la Argentina. Estuvimos en Misiones, Chaco, Santiago del Estero y terminamos en Córdoba, provincia en la que nací. Me gusta mucho estar arriba del auto, el movimiento, los paisajes... Nos hizo muy bien a todos.
–¿A quiénes reconocés como tus principales pilares en todo este tiempo?–Hernán… (Ventura, su marido) –al mencionarlo vuelve a emocionarse, y esta vez los ojos se le llenan de lágrimas– y también mi hermana. Ellos fueron los que más cerca de mí estuvieron. Además, tuve el apoyo de mis padres para los que fue muy duro enfrentar que su hija tenía cáncer, mis amigos, mis compañeros de trabajo… También me di tiempo para estar a solas con la enfermedad. Es muy bueno conectarse con eso.
–A la distancia, ¿qué momentos recordás como los más difíciles?–Enfrentar las limitaciones que te impone la enfermedad. A veces la quimioterapia te hace sentir muy mal, es dura, muy dura. Te cambia el cuerpo, te quedás pelada… Pensar que antes de todo esto yo le había dicho a Hernán que fantaseaba con cortarme el pelo bien corto, con pelarme… Increíble. Hoy festejo cada nuevo pelo que me veo en el cuerpo. Realmente, cada instante es una verdadera celebración.
Podrían integrar la glamorosa colección de una diva de Hollywood. Los hay de piel, de jean, de colores pastel o estridentes y hasta reversibles. Sin embargo, estos simpáticos accesorios de la moda son mucho más que simples caprichos de estrella. Los más de 30 sombreros que Mariana Briski tiene en su placard son un recurso para preservar su cabeza calva. Una manera de resguardar la femineidad que el cáncer de mama –detectado en octubre del año pasado– también intentó robarle.
Por primera vez la actriz de 39 años, casada y con un hijo de 4 –Pedro– se sienta a hablar y reflexionar sobre su enfermedad. Lo hace serena, con energía y sin perder el humor que es parte fundamental de su personalidad. “Soy actriz, soy mamá, soy esposa y también soy paciente oncológica –anuncia–. No obstante, siento que este es sólo un momento de mi vida. Con esto no quiero negar que tuve cáncer sino transmitir que mi filosofía de vida es pensar que todos estamos enfermos, sólo que en la mayoría estas enfermedades están latentes. Abrir la compuerta para que aparezcan puede responder a diversas razones: un pico de estrés, algo emocional o genético o bien a una necesidad de aprender”.
–En tu caso, ¿descubriste a qué razones respondió?–Lo viví como una gran posibilidad de aprender. El cáncer de mama me ayudó a conectarme con todo lo que me pasa y a entender que uno no es tan omnipotente como cree. También entendí que no se puede controlar todo ni tampoco buscarle tantas explicaciones. Ocurrió y punto. Además, el cáncer me permitió conocer gente maravillosa. Ojo, también soy una convencida de que el costo por aprender a ser realmente feliz no tiene que ser tan alto. Yo lo tomo como una oportunidad. Pero lo ideal, claro, es no enfermarse.
–¿Cuál es el estado actual de tu enfermedad?–¡¿Cuál de todas?! (risas) Del cáncer de mama estoy muy bien. Hace dos semanas me hice los estudios y podría decirse que soy una persona sana. Ahora estoy tomando la pastilla de tamoxifeno y tengo que volver a hacerme los exámenes en seis meses.
–¿Cómo recordás el día que te diagnosticaron el cáncer?–Fue gracias a una mamografía de rutina. Yo soy bastante obsesiva de la salud, muy disciplinada. Y si bien había antecedentes de cáncer de mama en mi familia –mi abuela tuvo pero se curó y luego murió de viejita– nunca pensé en la posibilidad de tenerlo yo. Hice todos los deberes y, si bien lo agarramos a tiempo, fue muy duro. Hizo falta practicar dos cirugías, quimioterapia y rayos para poder derrotarlo.
–¿Qué fue lo primero que pasó por tu mente cuando escuchaste de boca del médico la palabra “cáncer”?–Lo primero que pensé fue “cáncer igual muerte”. Me agarró un dolor enorme y mucha desesperación. Fundamentalmente porque era algo desconocido para mí y no sabía de qué manera enfrentarlo. Después comencé a investigar sobre el tema y me puse más creativa. Además de seguir al pie de la letra lo que decían mis médicos hice muchas cosas de medicina naturista. Ojo, esto me sirvió a mí, no quiere decir que a todo el mundo le haga bien. Yo quiero ser muy respetuosa con otras personas que estén pasando por un problema similar. No quiero generar falsas esperanzas. El camino para que una enfermedad como el cáncer no sea tan difícil es absolutamente personal. No hay recetas mágicas.
–¿Era la primera vez que te acercabas a este tipo de medicina alternativa?–Para nada, siempre tuve una filosofía bastante naturista. Por lo general no como carne y desde antes del cáncer me atendía con un médico homeopático. El me contactó con un médico antroposófico (N. de R.: la antroposofía aplicada a la medicina propone una “ampliación del arte de curar” e implica una visión integral del hombre, más allá de los hechos y fenómenos científicos). También hice reiki, meditación, retomé yoga y natación y me conecté con la medicina china.
–No dejaste nada sin hacer...–Creo que uno se acerca a lo que lo identifica. Yo toda mi vida me manejé así, con terapias alternativas. Como también lo hice con el humor. Para mí la comicidad es un acercamiento a lo trágico. He sostenido situaciones muy difíciles de mi vida con humor. Pero no se trata de una desconexión sino de una mirada diferente.
La enfermedad más temida
No hay dudas de que la mirada de Mariana es completamente personal. Apenas llega a la entrevista bromea con el grosor de sus cejas, que hace poco le volvieron a crecer. También con la posibilidad de operarse las lolas a fin de año ya que las cirugías modificaron sus formas. “Yo soy de las que decía: ‘cirugías ni loca’. Ahora no veo la hora de hacerlo: ¡quiero usar remeras sin corpiño!”, exclama y se ríe. Mariana hace muchos chistes relacionados con “su problema”, pero también reconoce que tuvo que redescubrirse como mujer: “siempre me divertí con mi cuerpo, con la enfermedad seguí haciéndolo y busqué distintas maneras de verme bien”.
Aprendió a maquillarse y a vestirse de manera distinta y hasta encontró que existía una gran diversidad de gorros y sombreros con los cuales podía verse realmente linda. “Siempre me gustó usar gorros, sombreros y pañuelos en la cabeza. Cuando se me cayó el pelo los adopté no sólo para verme mejor yo sino para facilitar la mirada del otro. Entendí que la enfermedad puede provocar en la gente emociones muy fuertes. El rollo que existe en el imaginario social con respecto a la palabra cáncer es todavía muy negativo. Para mí, insisto, es una etapa de mi vida que ya estoy superando”.
–¿Parte de esa superación incluye contarla con un grabador de por medio?–Pensé mucho antes de decidirme a hablar con un medio. Pero ahora estoy más tranquila y, si bien no pretendo ser ejemplo de nada, a lo mejor a alguien le sirve mi experiencia. Además, siempre hablé de mí, de mi carrera, de mi maternidad. Hoy me toca hablar de mi tratamiento oncológico. Y es una cosa más en mi vida. Espero estar muy pronto hablando de mi nuevo proyecto laboral.
–¿Cómo le contaste a tu hijo que estabas enferma?–Le dije la verdad. Me parece que cuando uno sabe lo que sucede puede transitar el dolor de una mejor manera. A Pedro lo senté y con palabras para un nene de su edad le conté que tenía algo en la teta y que me lo tenían que sacar. El enseguida me preguntó si a él le pasaría lo mismo. Le dije que no y también le expliqué lo del pelo. Por suerte justo había en casa un muñequito al que se le podía sacar y poner el pelo y eso ayudó.
–¿Pediste ayuda a profesionales para hablar con él?–Claro, tuve profesionales que me ayudaron en todos los rubros de mi vida: para la pareja, para la familia, para todo. Creo que Pedro lo tomó bastante bien. Es más, él va a un taller de arte y hace poco me regaló una escultura que era yo, con sombrero y todo. Me dijo: –Para que no te olvides de que usás sombrero. (Mariana se muestra visiblemente emocionada por primera vez).
–¿Cómo estás organizando el “operativo retorno” al trabajo tras el tratamiento?–Hace pocas semanas volví de unas largas vacaciones. Sentía una gran necesidad de estar en familia. Así que agarramos la camioneta y nos propusimos recorrer la Argentina. Estuvimos en Misiones, Chaco, Santiago del Estero y terminamos en Córdoba, provincia en la que nací. Me gusta mucho estar arriba del auto, el movimiento, los paisajes... Nos hizo muy bien a todos.
–¿A quiénes reconocés como tus principales pilares en todo este tiempo?–Hernán… (Ventura, su marido) –al mencionarlo vuelve a emocionarse, y esta vez los ojos se le llenan de lágrimas– y también mi hermana. Ellos fueron los que más cerca de mí estuvieron. Además, tuve el apoyo de mis padres para los que fue muy duro enfrentar que su hija tenía cáncer, mis amigos, mis compañeros de trabajo… También me di tiempo para estar a solas con la enfermedad. Es muy bueno conectarse con eso.
–A la distancia, ¿qué momentos recordás como los más difíciles?–Enfrentar las limitaciones que te impone la enfermedad. A veces la quimioterapia te hace sentir muy mal, es dura, muy dura. Te cambia el cuerpo, te quedás pelada… Pensar que antes de todo esto yo le había dicho a Hernán que fantaseaba con cortarme el pelo bien corto, con pelarme… Increíble. Hoy festejo cada nuevo pelo que me veo en el cuerpo. Realmente, cada instante es una verdadera celebración.

domingo, 29 de marzo de 2009

chachacha

♥♥el canal de la mujer♥♥

el sexologo paraguayo!!!!!

mariana briski sos la mas linda del mundo!(L)

mariana briski sos la mujer mas linda del mundo♥